La Chica Emprendedora y el Diseñador
Gracias a todos los que nos han estado siguiendo en estas historias de terror. El mes de octubre ha llegado a su fin, y hoy les traigo la última historia de terror de este mes.
Espero les guste. Comenzamos.
Érase una vez en el año 2015, una chica emprendedora con una idea de negocio que a ella le emocionaba mucho. Y pidió dinero prestado para llevarlo a cabo.
Comenzó con algo muy pequeño, pero al ver los resultados decidió invertir más dinero para hacerlo crecer.
Así pensó, que necesitaba una imagen más formal, para que la gente viera que se trataba de una empresa seria, que se preocupa por sus clientes y demostrarles que iban a recibir un buen servicio.
Así que decidió contratar a un diseñador gráfico para que le hiciera toda la imagen de su empresa.
Este diseñador la maravilló con su trabajo, por lo que ella sentía que había hecho al mejor elección, no importaba que cobrara caro, valía la pena.
Dentro de ese precio ya le había incluido el registro de marca. Ella confiaba ciegamente en él.
Cuando este señor va al IMPI, llena el formato pero lo llena mal.
Regresa con la clienta y le entrega su comprobante de inicio de trámite, haciéndole pensar que eso ya era su marca registrada, y ¡no! de ahí todavía falta todo un proceso. Sin embargo ella le creyó, y dió por hecho que ya tenía su marca registrada.
Esta chica siguió trabajando arduamente, creciendo su negocio, la marca que le habían diseñado le encantaba por lo que la mostraba por todos lados, en sus redes sociales.
De repente un día recibe una llamada, de una persona que quería contratar sus servicios, ¿cuál va siendo su sorpresa? Ella no manejaba esos servicios, ella se dedicaba a banquetes y le estaban pidiendo servicios de restaurante. No le dió importancia y siguió adelante.
Después comenzó a recibir en su página de FaceBook reclamos de clientes insatisfechos, gente que se quejaba de su servicio, que decían que sus alimentos eran pésimos. ¿Y cuál va siendo su sorpresa? Había otro negocio que era un restaurant, con el «MISMO NOMBRE».
¿Pero cómo? si yo ¡tengo mi marca registrada! pensó, y después apareció una mueblería con el mismo nombre. Ahí fue cuando comenzó a preocuparse, ya corría el año 2019.
Así que decidió contratar a los especialistas en registro de marcas. Cuando ellos entran al sistema ¿cuál va siendo su sorpresa? Cuando el diseñador metió la solicitud de registro en el 2015 la llenó mal. Por lo que el IMPI hace un requerimiento, mismo que nadie contestó, porque nadie le dió seguimiento a ese proceso, y al NO haber contestación el IMPI niega la marca, todo eso sucedió en el 2015.Tiempo en el cual la mueblería lo registró y se adueño del nombre.
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