Que tal, chicos, que gusto me da saludarlos.
Hoy les traigo una historia muy interesante, todos conocemos quien fue Salvatore Ferragamo (1898-1960). A quien hoy en día se le conoce como el zapatero de los sueños (the shoemaker of dreams).
Nacido en un pequeño pueblo en las afueras de Nápoles, venía de una familia pobre campesina.
Comenzó a hacer zapatos a los 10 años, y cuando cumplió 15 años se mudo a Estados Unidos para unirse a sus hermanos que tenían un taller de reparación de calzado en Santa Bárbara, que en aquella época era la capital de la industria cinematográfica.
Ferragamo tenía un don, le obsesionaba crear zapatos que NO lastimaran los pies.
Así que cuando fue a la Universidad del Sur de california, prestaba especial atención a sus clases de anatomía, con el propósito de adaptar sus zapatos al pie de las personas, en vez de forzar al pie a adaptarse a ese zapato.
Y como resultado Ferragamo se volvió muy popular, no solo en hacer zapatos especiales para las películas, también los artistas lo buscaban para que les hiciera zapatos para su uso personal, y así, muchos de sus clientes actores famosos de películas, se volvieron sus amigos personales.
En 1927 Ferragamo volvió a Italia, mudó su tienda de zapatos a Palazzo Spini Ferroni, en Florencia, donde actualmente se encuentran sus oficinas centrales.
En aquella época, a causa de la guerra, Mussolini impulsó medidas de control en la economía Italiana, limitando los tratados internacionales y obligando a los consumidores y productores, a solo poder utilizar productos Italianos.
Y como consecuencia de ello, Ferragamo se vió afectado, limitado, ya que muchos de los materiales que necesitaba, NO los podía conseguir.
Pero de esa escasez, sacó provecho y vino su creatividad. Probando nuevos materiales, logrando crear nuevos diseños de zapatos.
Sin embargo, no estaba solo, otros fabricantes de zapatos italianos le venían pisando los talones. Y comenzaron a sacar modelos similares a los de él.
¿Su ventaja? sus habilidades artesanales y artísticas excepcionales, pero sobre todo su interés por la anatomía humana, y a eso agrégale que dominaba el sistema de patentes italiano.
Los archivos de la fundación Ferragamo contienen más de 20,000 modelos de zapatos de los cuales patentó más de 400.
Su primer patente fue aprobada en 1921.
En 1932 patentó un sistema de acero para dar soporte al arco del pie, que anteriormente se hacía de piel y no daba el soporte correcto al arco, pero gracias a las restricciones de Mussolini, esa patente fue inútil.
Entonces Ferragamo reemplazó el soporte entre el talón y la suela con corcho de Cerdeña, que no solo resolvió el problema con el arco del pie, sino que hacía al zapato extraordinariamente confortable, y además.. le daba espacio para decorar el zapato.
Este tipo de zapatos se volvieron famosos gracias al Mago de Oz, donde Judy Garland en 1938, aparece usándolos cuando canta la canción «Over The Rainbow». Hoy en día puedes ver esos zapatos en el Museo de arte en Nueva York.
Muchos competidores intentaron sacar modelos similares a los de Ferragamo, pero gracias a que él tenía la patente los pudo detener.
¿Lo que lo diferenciaba de los demás? Que él sólo se preocupaba porque sus zapatos fueran cómodos.
Y es en está época cuando a los fabricantes italianos de zapatos le dieron la importancia a proteger sus diseños.
Y son esas patentes las que los han ayudado a crecer sus negocios, por los que ahora son famosos.
A pesar de los problemas de esa época, entre guerras y escasez de materia prima, gracias a sus patentes lograron sobrevivir y salir adelante.
Una patente te da el derecho a explotar tu invención por 20 años, es decir nadie más puede utilizarla sin tu consentimiento.
Así como Ferragamo vivió en una época difícil, en medio de una guerra, y eso ayudó a explotar su creatividad, en está época que estamos viviendo de pandemia, ¿crees que haya personas que hayan explotado esa creatividad? ¿Y sobre todo, habrán protegido sus creaciones?
En Trademark Lovers, somos expertos en registro de patentes, será un placer poder apoyarte en el registro de tu invención.
Si eres creador de una nueva invención recuerda mantener el secreto, ya que una vez que lo haces público, ya no se considera patente y se vuelve de dominio público, eso es lo que le ha pasado a muchos inventores, que no registraron antes de dar a conocer su invención y ahora ya no patentable.
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