Una de las principales cosas a decidir en el momento en que emprendes un negocio es el nombre por el cual quieres que todos reconozcan tu producto o servicio, es decir, tu marca, ya que serán esos signos, palabras o elementos, los que van a hacer que tus clientes logren identificarte, y así logres distinguir tus productos o servicios de los de terceros.
La marca le sirve para distinguirse tanto a empresas como a emprendedores que quieran hacer crecer su negocio y una marca te servirá para lograr destacar tus productos o servicios frente a tu competencia.
En muchas ocasiones podemos pasar largas horas pensando qué nombre ponerle a nuestro negocio. Ya sea con inspiración propia o con la ayuda de un buen experto en marketing, la motivación y satisfacción de haber encontrado tu marca ideal, con la cual te sientes identificado, y que te da esa emoción para lanzar tu emprendimiento lo antes posible, suele dejar de lado los aspectos que no son tan motivantes, ni emocionantes, como son: los aspectos legales existentes en torno a la protección de tu marca.
Pero antes de que pienses que es un tema que puedes dejar para después, debes ponerte a pensar que la falta de un CORRECTO registro y protección legal de tu marca, puede hacer que todo tu esfuerzo creativo, todas esas horas que dedicaste en crear tu marca, lo que invertiste en ella, se puede esfumar de la noche a la mañana.
¿Crees que exagero? Me temo que no…
Comencemos por definir lo que es una marca:
Marca.– La marca es el elemento que distingue los productos o servicios de una empresa del resto de los competidores. Pero es hasta que esa marca está registrada, el momento en el que realmente cumple con esa función diferenciadora, pues es hasta ese momento que su dueño cuenta con la capacidad de impedir que dichos competidores comercialicen productos o servicios con la misma marca o una marca similar, garantizando que cualquier consumidor que vea la marca en cuestión en un producto o servicio tenga la certeza que estos son ofrecidos por quien aparece realmente como titular de dicha marca.
El problema es que cuando el emprendedor se está enfocando en la creación de su negocio, producto o servicio, siempre se hacen la siguiente pregunta: Y si no registro la marca ¿puedo ofrecer mi producto o servicio? Y dado que la respuesta simple es: «SI«, la limitación de recursos que suelen acompañar a un proyecto nuevo siempre tentará al emprendedor o empresario a prescindir del costo relacionado con el registro de marca, y pensar qué puede dejar el registro para después.
Así como te piden ciertos requisitos para que puedas abrir un negocio, no te piden forzosamente que registres tu marca para poder vender productos o servicios.
Lo poco que te puedes ahorrar al no hacerlo, es incomparable con el riesgo a lo largo de la vida del proyecto por no contar con su correspondiente registro, especialmente cuando la marca tiene éxito en el mercado.
Los derechos legales sobre una marca sólo se adquieren con el registro.
Para ser más claros, puedes poner en marcha tu proyecto y dotar a un nuevo producto una imagen de marca novedosa y atractiva que tenga gran éxito entre el público, pero… si no se registra esa marca, los competidores, que ya vieron el éxito que está teniendo esa marca, podrán comercializar productos o servicios con una marca similar e incluso idéntica a esa marca que ya ha alcanzado el éxito, con el propósito de aprovecharse de dicha imagen exitosa y reputación, sin que el creador de la marca original pueda impedirlo.
Así, por un lado, se produce un directo descenso en las ventas ya que los compradores se confunden y comienzan a comprar con el nuevo vendedor de esa marca. Por otra parte, si los productos o servicios de ese competidor son de peor calidad que los originales, el daño a la reputación de la marca original puede ser enorme.
Por el contrario, con el solo hecho de registrar tu marca, tendrás el derecho para impedir que te copien tus productos o servicios, podrás detener a los que ya lo están haciendo, obligar a ese infractor a cesar de esos actos, entre otras medidas, como el solicitar una indemnización por los daños y perjuicios derivados de este aprovechamiento ilícito de la reputación de la marca registrada.
Puedes registrar como marca, letras, palabras, dibujos, fotografías, logotipos, hologramas, sonidos, olores o alguna combinación de estos elementos.
La marca debe ser distintiva, esto quiere decir que NO se pueden registrar denominaciones genéricas, por ejemplo, la palabra «pantalón» cuando sea para comercializar productos textiles, o las palabras «despacho contable» para un despacho de contadores.
Tampoco se pueden registrar palabras descriptivas, entendidas como expresiones que describen las características del producto o servicio, por ejemplo la palabra «sabroso» para distinguir ciertos productos de alimentos.
Además, existen una serie de prohibiciones, entre las que hay que destacar la de no permitir el registro de signos que induzcan al error del consumidor por ser susceptibles de confundirle o engañarle sobre las características de los productos o servicios distinguidos.
También se prohíben los registros que sean contrarios al orden público o a la moral (por ejemplo, aquellos compuestos por expresiones o denominaciones ofensivas).
Los supuestos anteriores son conocidos como motivos absolutos de negativa de registro, es decir, que entran en juego en cualquier momento.
Otra razón por la cual podrían negarte una marca, es cuando tu registro entra en conflicto con otras marcas ya registradas o con otros derechos de diferente índole. Esto tiene como objetivo principal evitar que coexistan en el mercado dos marcas idénticas o similares que puedan confundir al consumidor sobre el origen de sus productos o servicios.
Con este fin, en el proceso de registro de marcas se implementa un proceso de oposición por medio del cual los titulares de estos derechos anteriores podrán intentar evitar que esa nueva marca alcance la protección registral.
Por eso, es fundamental que, antes de intentar registrar una marca y de poner en marcha una la inversión en promocionar su imagen, se lleve a cabo por parte de profesionales especializados una revisión previa de derechos anteriores potencialmente conflictivos con la nueva marca.
Estos últimos podrían impedir el registro de la nueva marca o servir de base para iniciar acciones por infracción de dichos derechos, de consumarse el uso de la nueva marca en el mercado.
Esta labor puede ser la diferencia entre la supervivencia del futuro proyecto o su desaparición.
¿Qué derechos otorga una marca registrada a su titular?
Una marca registrada tiene alcance en todo el territorio nacional Mexicano, y si queremos extender su protección a otros países podemos hacerlo, mediante los beneficios que nos otorga el Protocolo de Madrid, con una ampliación de la cobertura de la marca; pero para obtener estos beneficios, la marca debe estar registrada primero en México.
Si decides extenderte a otros países, debes tomar en cuenta que debes hacer un registro por cada país, y que cada país tiene su propia tarifa de registro.
Una vez concedida la marca el titular tendrá el derecho a su uso exclusivo en el territorio nacional mexicano por 10 años renovables. Si de forma constante renuevas tu marca esta nunca caducará; algunas de las marcas más importantes existen desde hace más de 100 años.
El titular de la marca tiene el derecho exclusivo al uso de ella, por lo que podrá tener respaldo de la autoridad para detener a terceros que estén usando su marca que, por ser similares o idénticos los productos o servicios ofertados, sean idénticas a la marca registrada o similares a la misma en un grado suficiente como para que el público consumidor las pueda confundir.
Si este tercero infractor no cesa en estos actos de forma voluntaria, el titular de la marca podrá acudir con las Autoridades correspondientes en busca de protección de su marca. Si no haces valer ese derecho a detenerlos, el registro de tu marca pierde gran parte de su utilidad.
Cuando el titular de una marca exitosa se encuentra con que su mercado se inunda de imitaciones y no actúa para frenar esta circunstancia se produce la vulgarización de dicha marca pues los consumidores no podrán saber si el producto o servicio que adquieren es el original o alguna de tantas imitaciones disponibles, generalmente de menor calidad. Y tú marca va perdiendo su valor.
Por último, la marca es un activo intangible que, a la hora de enfocar la venta de un negocio, es de vital importancia para incluirlo como elemento objeto de transmisión.
La imagen de un negocio puede ser atractiva para un potencial comprador, el cual querrá ver asegurada su inversión por medio de la correcta protección de los intangibles que está adquiriendo.
Si lo que se quiere comprar es el valor de una imagen y esta no viene respaldada por los correctos registros de marca es evidente que el valor de la transmisión del negocio será muy inferior.
Del mismo modo, negocios exitosos apoyados en los adecuados registros de marca acceden al mercado de las franquicias, pasando a explotar por medio de este tipo de contratos la imagen de marca, sólo cuando, como hemos visto, se han realizado los registros de marca pertinentes.
En resumen, la revisión previa de marcas potencialmente conflictivas y el registro de la propia marca son pasos imprescindibles para proteger la inversión en la imagen de un proyecto y es, en definitiva, dentro de mercados especialmente competitivos, la única vía para la creación y protección de la imagen diferenciada de unos productos o servicios entre todas las demás ofertas accesibles para el consumidor.
Si quieres hacer crecer tu negocio, y dejar un legado para tus hijos, o simplemente quieres tener un negocio fuerte, entonces debes registrar tu marca, no dejes que otros se aprovechen de su fama, o te la ganen, registrándola antes que tú. Cuida tu inversión, no arriesgues tu patrimonio.
Recuerda que en Trademark Lovers tenemos 17 años de experiencia en el registro y empoderamiento de marcas. Si quieres que te ayudemos a tener una marca registrada ponte en contacto con nosotros, nos encantará poder ayudarte. Escríbenos a [email protected].